Estos tipos son el ejemplo perfecto de grupo convencional donde los haya: con un nombre como CONDEMNED, procedencia de EEUU, su logo, estética y portadas y un debut titulado “Desecrate the vile” que incluía títulos como “Impulsive dismemberment” o “Habitual depravity”, iban camino de caer sin piedad en el foso de la vulgaridad más absoluta. Y la verdad es que han seguido resbalando por la pendiente y en parte han caído en él: esto es Brutal Death americano de manual, sin apenas aportación personal que los diferencie de los otros diez millones de grupos que lo practican, pero al menos bien hecho.
Y además la cosa tampoco es para tanto: no se quedan estancados en los blasts continuos ni tampoco se limitan a bombardear notas sin ton ni son. Alternan regularmente los ritmos y velocidades, así como el diseño de los riffs, ofreciendo partes pesadas, medios tiempos, palm-mute entre cascadas de notas y en general una diversidad más que de sobra. No se hacen pesados, vaya. Frente a su insufrible debut han ganado una barbaridad en este apartado, y también lo han hecho en cuanto a producción y sonido. Ahora son un grupo creíble que prolonga su orgullosa tradición patria de Brutal Death utilizando con gracia elementos de sus distintas corrientes.
El problema, o la limitación, es el que he señalado al principio, junto a la construcción de los temas, la cual consiste en tirar de la técnica del “ensartado” y pasar de uno a otro riff sin orden ni concierto, sin retomarlos después ni crear una secuencia con sentido. Al final el conjunto no tiene una identidad clara ni unitaria, cada parte por separado se disfruta a tope (unas más que otras, como es lógico) pero todo es como una sucesión aleatoria de momentos aislados. El tema “Baptismal incineration upon simonists” es quizá el que mejor se sitúa por encima de esta pega, tan común, por lo demás, a muchos otros discos del género.
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