viernes, noviembre 18, 2011

MEGADETH- TH1RT3EN (2011)

A MEGADETH les lleva pasando lo mismo desde hace varios discos: tiran de veteranía a la hora de arreglar temas, estructurarlos, meter solos, producir, rentabilizar la inconfundible y carismática voz de Mustaine… pero poco más es lo que ofrecen. Y todas las operaciones de contratación de fabulosos músicos mercenarios –y últimamente el regreso de Dave Ellefson- tampoco van a devolverles la frescura y la inspiración de tiempos pasados. Son perros viejos –o hay un perro muy viejo que maneja todo el cotarro con ideas muy claras- y no se salen de sus esquemas. Sonido pulcro pero agresivo, solos inteligibles, los conocidos arpegios, las habituales progresiones, los cromatismos de rigor como fondo armónico, los estribillos supuestamente pegadizos… No cuela. Todo está hecho con demasiada premeditación, y eso al final se nota.

Si pasamos por alto los tediosos “The world needs a hero” y “The system has failed”, vemos que Mustaine & co. han producido material desde entonces como para rellenar una más que aceptable recopilación, una colección que sería digna de celebración, pero por separado cada disco palidece en cuanto pasa de los primeros minutos. Esta vez tampoco es diferente, y, si acaso, es peor, porque se han recreado en su propia autocomplacencia a base de clavarnos 58 minutos de divagaciones, tópicos y lugares comunes. Ya, que suena muy bien y que saben dónde cambiar de tempo o meter un redoble… So what?, si se me permite el chiste fácil. Sólo hay un puñado de temas decentes al principio del álbum, pero el resto son puro relleno, poco más que caras B, sesiones de jamming muy bien arregladas pero que no aportan nada sustancial.

Y no lo hacen porque la materia prima tampoco lo hace. Las ideas son vulgares, o directamente las de siempre, aquellas que han demostrado ser efectivas en el pasado y a las que ahora se tiran con calculada intención. Pero nada destaca con la autoridad que todos hemos conocido en su carrera, con la genialidad que a muchos nos ha hecho pensar durante décadas que la carrera global de Mustaine es claramente superior a la de sus antiguos y primeros compañeros de filas. Sus últimos álbumes tampoco desdicen este estatus, pero rebajan la sensación de desafío y ambición que siempre ha exhibido con arrogancia el rubio por excelencia del Thrash ochentero. Para hacer esto y disparar a tiro hecho es mejor la osadía y, sobre todo, la sinceridad de “Risk”. Al menos entonces se arriesgaban a perseguir ideas nuevas, en lugar de recorrer caminos trillados como hacen ahora.

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