domingo, septiembre 22, 2013

BEATEN TO DEATH- Dødsfest! (2013)

Esto debe estar entre lo más vanguardista ahora mismo en Grindcore, una mezcla de brutalidad, innovación y melodía que no se parece a nadie: así los promocionan y desde luego lo son. Lo que no son es un experimento ni una excentricidad gratuita, y tampoco un batiburrillo de estilos distintos metidos con calzador. En realidad los elementos que ponen en juego son sólo tres o cuatro, nunca se alejan hacia subgéneros que pudieran resultar chocantes y, aunque derrochan ingenio y variedad, tienen personalidad propia y son fácilmente reconocibles. Todas esas son las claves que hacen a BEATEN TO DEATH tan especiales.

El asunto de la melodía es el más comentado en los medios y seguramente el que más llama la atención en las primeras escuchas, por ser novedoso y también porque es el que primero muestran al empezar el disco: bajo el extraño título de “Vulpes Vulpes, Mustela Lutreola, Praedium”, el primer tema entra a saco con una bonita melodía de guitarra sobre una armonía diatónica y a la vez un blast brutal y unos gritos histéricos, menudo comienzo. Luego hay partes contrastantes, cambios de ritmo, nuevas melodías, más gritos… Y el resto del álbum sigue ese patrón de no dar descanso al oyente y de alejarse de las convenciones más trilladas del género.

A medida que caen los temas se descubre que lo de la melodía no es para tanto. Está claro que es lo que más destaca, porque esto es Grindcore y la melodía en principio le es ajena, pero no es lo que más utilizan y no es la base de su estilo. Lo más peculiar aquí es que nunca tiran de la fórmula clásica de ‘riff básico + blast’ y hala, a correr, tipo TERRORIZER y primeros NAPALM DEATH, que por aquel entonces estaba bien pero que casi treinta años después está más que gastada. Guitarras y batería trabajan juntas para diseñar los riffs, los ritmos y los cambios, que a su vez son distintos para cada tema y que se pasean sin complejos por el Grind, el Death y hasta por ambientes Groove.

Junto al mencionado primer tema, otros que hacen un uso intensivo de la melodía serían el socarronamente titulado “True Norwegian Internet Wetal Warrior”, “Døv, Døvere, Død”, “Nazi slippers” y “The flesh prince with swell hair”, a veces con demasiado parecido entre dichas partes melódicas. Pero ya, el grueso de la música descansa en otros recursos y hay grandes temas que amplían notablemente la cantidad y presencia de éstos, como “Dødsfest!” y “Obliteration of Nekromantheon”. El disco termina con el áspero e incómodo “Vinni Butterfly”, tras poco menos de veinte minutos de locura comprimida.

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