Cuando un grupo cambia de
estilo y cambian también todos sus componentes salvo uno, ¿no estamos ante un
grupo nuevo? Que continúen los mismos músicos y decidan darle un giro a su
orientación es una cosa, pero que cambie todo a la vez es bastante chocante, tanto
como para que el nombre y la nueva situación creada parezcan no concordar.
BEHEADED serían un buen ejemplo del caso en el que la alineación no se altera
(o apenas) pero sí el estilo, y SINISTER lo serían justo del supuesto contrario.
Y no digo yo que esté bien lo uno, ni lo otro, ni lo de más allá, me limito a
constatar que los rusos KATALEPSY ya no son KATALEPSY más que en el nombre.
Más extraño aún es que
el miembro que perdura sea el bajista, sin el menor descrédito hacia el gremio,
lo digo porque las guitarras protagonizan el vuelco de KATALEPSY hacia un
Brutal Death quasi-técnico que las ha hecho poblarse de arpegios, florituras,
pinch-harmonics y fuegos artificiales varios, al tiempo que la batería ha
ganado complejidad y la voz ha abandonado el cerdismo. Cierto que sigue
habiendo temas pesados con partes Slam, como “Gore conspiracy”, “Taedium
vitae”, “Evidence of near death” o “Amongst phantom worlds”, y en realidad la
metamorfosis no es completa ni se han transformado de repente en SPAWN OF POSSESSION,
pero el cambio es notable y los mencionados elementos aparecen en grado
suficiente como para desconcertar al oyente que venga buscando una repetición
del “Musick brings injuries” del 2007.
Ni siquiera el aspecto
general del disco es el esperable en KATALEPSY: once temas (uno de ellos un
interludio acústico instrumental) a lo largo de 41 minutos, nada que ver con
aquellos raquíticos 24 minutos ni menos aún con la racanería de material propio
que entonces les llevó a meter dos versiones en un total de siete temas. Pero,
como decía, el gran cambio es estilístico y todos los temas lo reflejan. En
aquellos donde la base sigue siendo pesada, los ritmos son a menudo
irregulares, con acentos desplazados y menos marcados de lo que es propio del
Slam, y en general la sensación rítmica no es ni mucho menos tan directa como
manda el género y sí, en cambio, más próxima a los usos del Tech-Death.
Excepciones hay para
todo, porque un tema como “Cold flesh citadel”, por ejemplo, contradice desde
el principio lo que acabo de decir, pero después él mismo lo confirma y pone
una excepción a su propia excepción. Este proceso de ida y venida entre ambos
subgéneros sin calar nunca a fondo en ninguno le acaba dando al álbum una
personalidad propia y un enfoque interesante. Su personalidad mixta lo vuelve
llamativo, aunque no haga grandes aportaciones en uno ni otro campo y aunque el
hecho de mezclar estilos no sea tampoco ninguna novedad, pero le da
consistencia, variedad y hasta un puntito de frescura, y evita la saturación
que a veces sufren los subgéneros demasiado radicalizados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario