Hay una idea preconcebida y errónea acerca de quienes no tragamos el plagio: que somos unos nostálgicos. Que añoramos los grandes tiempos del Thrash o el Death, aquella época en que surgieron, se desarrollaron y se establecieron modelos que siguen vigentes desde entonces, los viejos tiempos, bla bla bla… Nada más lejos. Por pura lógica debería gustarnos entonces la caterva de grupos nuevos que copian sin pudor a los clásicos, deberíamos estar encantados con la repetición exacta de aquel tiempo que tanto añoramos… Pues va a ser que no.
Como digo, cualquiera con sentido común ve que eso sería una contradicción gigantesca, y es que lo que en realidad esperamos es que el estilo crezca, que dé nuevos frutos, que mejore y sea cada vez más grande. Como algunos dicen, que “evolucione”, aunque este sea un término que siempre tiene cierto aire peyorativo. Pues sí, que evolucione, que cambie y que se renueve. Y esa panda de monigotes plagiadores lo único que hacen es estancarlo y no dejar que avance más allá de las fronteras de 1988. Si alguien resulta nostálgico e inmovilista, está claro quién es.
Y todo esto para presentar a un grupo que no se merece ni la atención de una presentación ni tampoco el tiempo que se tarda en escuchar su disco. Este empieza con una imitación descarada de los primeros KREATOR y la cosa queda clara enseguida: mismos riffs, misma voz, mismos ritmos, y de paso una producción bastante lamentable. Puede pasar, siempre que uno soporte la música 100% impersonal. Lo que no hay manera de tragar es el plagio puro y duro, y es que poco después del primer minuto se abre una sección nueva que… en fin, sólo les falta cantar “Ro-man em-pire!” para que sea el tema “Blind faith” tal cual. En serio, no se trata de rebuscar parecidos con lupa, ¡es que saltan solos! Y no plagian a un grupo menor o un tema poco conocido de algún gran grupo, qué va, se tiran a por lo más grande y lo más famoso. Increíble. Y si esto pasa al cabo de un minuto, qué habrá por delante… Pero bueno, démosles el beneficio de la duda.
Mal hecho: al llegar al 02:40 empieza un pasaje instrumental que es clavadito a “Riot of violence”, misma estructura en el riff, la melodía de este casi igual, mismo cambio de tesitura, mismo cambio de ritmo… Insisto, no hay que rastrear los plagios ni tener mala fe, están por todas partes y de hecho lo difícil es no verlos. El disco sigue así durante casi cuarenta minutos, y ni la presencia de una instrumental ni tampoco dos temas largos logran salvarlo de la ruina. Para ellos será un pasatiempo entretenido los fines de semana, pero cosas como esta no deberían salir de ese ámbito, igual que quienes tienen como afición privada escribir sonetos barrocos o filmar cortos mudos en blanco y negro tienen al menos el decoro de no dar el coñazo queriendo venderlo.
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