Chris Basile es a
PYREXIA como John Mc Entee a INCANTATION o Erik Rutan a HATE ETERNAL, dueño y
señor del grupo y único miembro permanente a lo largo de sus muy variadas
encarnaciones, con la curiosa salvedad de que no es miembro fundador. Excepto
el cantante de su segunda y actual etapa, juraría que nadie ha repetido en dos
full-lengths de PYREXIA, quienes comparten con los citados INCANTATION venir de
Nueva York, pero en absoluto filiación musical. Sí la comparten con los también
neoyorkinos SUFFOCATION e INTERNAL BLEEDING, por similitudes estilísticas, por
el ir y venir de músicos -especialmente Guy Marchais- entre estas formaciones
y, en el caso de los primeros, por el trabajo compartido previamente en
MORTUARY. Hoy día las conexiones prosiguen en la figura de los baterías Doug
Bohn y Dave Culross, que se sucedieron en SUFFOCATION a mediados de los años 90,
que hoy día militan respectivamente en PYREXIA y SUFFOCATION y que, para
rematar la jugada, han grabado a medias la batería de este “Feast of iniquity”.
El disco podría
definirse como un intento de incluir las diversas tendencias del grupo a lo
largo de su carrera, sin privilegiar ninguna y cuidando de que no haya
estridencias molestas, pero al final se decanta demasiado por las partes
pesadas y los ritmos machacones, con un resultado en el que todo es correcto
pero nada destaca. El estilo, como digo, no es ni de lejos el de “Sermon of
mockery”, pero tampoco se han entregado en cuerpo y alma a moderneces demasiado
Groove, hay un poco de todo y la verdad es que lo fusionan con bastante
elegancia y manteniendo el sentido de unidad. No tengo nada en contra de este
estilo “híbrido”, ni tampoco del que alterna tendencias pasando de una a otra
cada poco rato, creo que mi tarea es informar de cómo es y valorar qué tal lo
hacen dentro de ese estilo, y el resto ya es cosa de los gustos personales de
cada cual.
El caso es que dentro
de este estilo les ha quedado un disco demasiado plano: el principio con “The
pendulum” es arrollador, Brutal Death de manual a toda velocidad, con blasts
furibundos y riffs directos tras una introducción corta y efectiva. Parece una
declaración de intenciones, pero a partir de ahí el repertorio se irá abriendo
progresivamente -aunque sin los saltos y las bruscas sorpresas de un “System of
the animal”-, los tempos se relajan, aparecen partes pesadas, ritmos diversos y
aires moderadamente groovies. La ejecución de todos los músicos es impecable, principalmente
la batería, así como una voz que ruge, grita, cambia de registro, se dobla a sí
misma y en todo momento vocaliza los textos con una claridad inusitada en el
género. Nada que objetar ahí, ni tampoco a las guitarras y a su habilidad con
trémolos y palm-mutes propios del estilo neoyorkino, el problema es que las
composiciones no dan la talla, especialmente a partir del quinto “Cryptic
summoning” y en toda la segunda mitad.
Quizá deberían haber
sido más severos a la hora de desechar materiales, porque muchos son propios de
temas extra, caras B, rarezas o recopilaciones de retales sobrantes, caso de “Thy
minion”, “Panzer tank lobotomy” o “Born of a jackal”. Y no porque sean temas
lentos, sino porque los riffs son ramplones, sin más, y encima los repiten
demasiadas veces. En toda esta segunda mitad, además, flirtean con elementos
que tienen algo de Death, algo de Thrash, algo de Slam y algo de Deathcore, sin
que se defiendan del todo en ninguno de esos campos. La batería sigue siendo lo
que salva los trastos en esos momentos y lo que mantiene vivo el interés, pero
los temas como tal caen uno tras otro en el pozo de la indiferencia.
Al menos, como en
general son cortos (diez en media hora, la cuenta es fácil), la intensidad está
garantizada, además van al grano a base de ideas simples, sin filigranas
técnicas, y en las primeras escuchas es poco probable aburrirse. Otro aliciente
es la mencionada variedad, sobre todo rítmica, ya que hay temas como “Infliction”
que conservan la velocidad incluso sin necesidad de abusar de blasts, y esta
regresa en “Wheel of impunity” con una furia demoniaca que contrasta con el resto
de temas y le da el rango de brutalidad que se espera por parte de PYREXIA y
que en este disco se echa de menos. Cierran con “The feast”, un tema también
veloz pero no tan desaforado como los pocos que le preceden en esta categoría.
En otro orden de cosas,
la portada es obra del conocido Toshihiro Egawa, autor también de la de su
anterior “Age of the wicked” del 2007, quien en ambos casos, pero sobre todo en
este “Feast of iniquity”, ha creado imágenes más sintéticas y menos orgánicas que
las de trabajos previos para DEVOURMENT, LIVIDITY, KRISIUN o DEFEATED SANITY -inevitable
traer a la mente la del “Chapters of repugnance”- y más en línea con otras como
la del “Torture of decimation” de HUMAN REJECTION. La producción peca también
de este carácter aséptico y demasiado digital, le falta vida, realismo,
presencia, y no sé hasta qué punto habrá influido en ello la mezcla y masterización
de Zeuss, productor habitual de grupos como THE ACACIA STRAIN, HATEBREED o
BLEEDING THROUGH y que, en una coincidencia más, también mezcló y masterizó el
último trabajo de SUFFOCATION, “Pinnacle of bedlam”.
Se puede alabar la
variedad del disco, sobre todo rítmica, o el hecho de que mantiene abiertas
vías para seguir creando Death Metal en pleno 2013 sin repetirse eternamente como
le pasa a tantos grupos de Brutal Death y a la vez sin salirse mucho de los cánones
ni ponerse a hacer cosas raras (en el peor sentido del término). Todo eso son
virtudes objetivas que hay que reconocerle, pero al final cuenta tanto o más la
capacidad de levantar pasiones y conquistar al oyente, y en ese sentido el
disco pierde fuerza tras unas pocas escuchas. Todo es bastante correcto, muy
profesional, muy trabajado, bien planeado y llevado a cabo, pero… le falta ingenio,
garra, la chispa suficiente como para haber creado temas que den ganas de oír
una y otra vez. Me recuerda a ciertos álbumes de MALEVOLENT CREATION donde
ocurre algo parecido, son irreprochables pero difícilmente te exaltarás con
ellos o te pondrán en estado de trance. Aunque hacer predicciones en una reseña
suele ser absurdo, me atrevo a pensar que el tiempo pasará por este “Feast of
iniquity” y lo dejará atrás sin pena ni gloria.
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