La portada de este
tercer disco de ABDICATE prometía bastante, con esa imagen convulsa y dolorosa,
dentro de lo esperable pero huyendo de las ya más que agotadas imágenes de
violencia misógina, y tras su estupendo segundo álbum cabía esperar un paso
adelante por su parte. Pues no, todo lo contrario. Lo peor que tiene el disco
es una producción horrenda, sucia y en la que la que la batería lo tapa todo
-pero es que además está descompensada y tiene la caja mucho más alta que el
resto- y se hace difícil distinguir qué hacen los demás instrumentos. Si uno
tiene que dedicarle un esfuerzo extra a desentrañarlo, la escucha deja de ser
una experiencia inmediata y se evapora la fuerza que pudiese tener el disco.
Más allá del efecto
negativo de la mala producción en sí, también ocurre que, como la caja está tan
alta, en las partes rápidas se hace muy evidente la limitación de la fórmula
compositiva: las guitarras hacen un riff cualquiera y la batería superpone un
blast, punto. Salvo algunos fill-ins al final de ciertas frases (especialmente
en “Foreseen abomination”), cada cual va por su lado y el mérito rítmico del
disco es muy escaso, y encima la producción lo delata con toda claridad.
Los temas recurren
demasiadas veces a los mismos cambios de ritmo y hay poco más aparte de las
citadas partes ultrarrápidas y la típica parte pesada con riffs en palm-mute y
ritmo regular. Algunas secciones rápidas sin blasts, quizá, pero el repertorio
es mínimo y altamente predecible. ¿Dónde están todas las líneas agudas de su
anterior trabajo, los riffs sencillos y pegadizos, las partes que se recordaban
enseguida porque eran ocurrentes aun sin ser nada del otro mundo…? Las de ahora
siguen siendo simples pero poco imaginativas, más bien son simplonas, del
montón (me he preguntado muchas veces si la producción tendrá que ver, pero la
respuesta es no), y el disco pasa sin pena ni gloria como podrían hacerlo otro
millar más.
Por último, no me
explico cómo hacen un álbum teniendo preparados sólo siete temas cuyo contenido
musical sobrepasa por poco los veinte minutos. Luego lo apañan con una versión
de CARNIVORE y unas intro/outro de casi un minuto cada una (muy agudas, todo
sea dicho) y a correr, pero no cuela, es relleno se mire como se mire. En sus
anteriores discos aparecieron once y diez temas, respectivamente, sólo uno de
ellos una breve instrumental y siempre sin abusar de intros, las cuales tienen
sentido cuando sirven para potenciar la música o la atmósfera general, pero si
estas dos son escasas, se trata de puro relleno. ¿Precipitación, prisas,
descuido? Parece que sí, y entre esto y la producción es una lástima tener que
concluir que al final lo mejor de todo era la portada.
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