Prácticamente impecable, rozando la perfección: en pleno 2011 y en un país con poca presencia internacional en cuanto a Death Metal como es el nuestro, aparece este disco de Death clásico engendrado, diseñado y grabado con un increíble buen gusto y un acabado sublime.
Death Metal con mayúsculas y sin etiquetas, no es Old School añejo a la sueca ni tampoco el estilo tétrico y oscuro de los USA en plan INCANTATION. Quizá, haciendo una especie de acrobacia conceptual, algo equidistante entre el Death de Florida y unos VEHEMENCE, o el hijo doomy de SINISTER y AT THE GATES, en hipótesis europea. Sí, una criatura extraña, pero por ahí podría andar la posible descripción de su identidad. Todo plasmado con un portentoso sentido del clasicismo, las formas y el equilibrio. ¿Sigo hablando de Death Metal? Sí, por supuesto, porque es fiero, rugiente y agresivo, potente como un bulldozer, poderoso como una montaña de noche y ardiente como mil ríos de lava.
Hay que oírlo a todo volumen y entonces te aplasta sin piedad. La fuerza que desprende es alucinante, los tempos pesados, la simpleza de los riffs y esa contundencia de los ritmos más lentos, casi Doom, de temas como “Voices from beyond”, son para sumergirse en ellos y no parar de cabecear. El sonido, además, irreprochable, y el haber grabado en Madrid pero haber hecho la masterización en los Finnvox de Helsinki se nota, y mucho. Como decía, esto es Death atemporal y sin florituras ni virguerías, pero elaborado con un buen hacer pocas veces visto. La sencillez es permanente, pero a la vez hay una sutil línea de arreglos magistralmente dosificada -sobre todo en las melodías de guitarra, pero también en los riffs o en pequeños detalles de la batería-. No sobra nada y tampoco falta nada, no hay huecos vacíos ni tampoco un solo pasaje recargado. La música fluye, respira y se desenvuelve por su propia naturaleza, como una criatura viva y autónoma.
Y todo eso resulta más alucinante cuando se tiene en cuenta la duración de los temas, con una media por encima de los siete minutos. Pero se pasan en un suspiro y uno ni se entera de que duren tanto. Y con qué dominio construyen la arquitectura de cada uno de ellos: todos distintos, todos independientes y todos perfectamente estructurados y rematados. Los cambios de ritmo, la alternancia de sus partes, el contraste de carácter… todo en su sitio y sabiamente calculado. Hasta las intros acústicas, que son un elemento que solemos considerar secundario. Pues no, aquí cumplen su función, y oyendo el disco de principio a final la cumplen al cien por cien. Y de hecho oír el disco de principio a final es lo único que le hace justicia -también a las letras-, cosa que puede decirse pocas veces.
La inmediatez de algunos riffs es impresionante, y uno se ve cabeceando al ritmo de varios temas desde la primera vez que suenan, como si los conociera desde siempre, especialmente esa maravilla llamada “Baptized by wolves”. Eso sí, también hay otros que se pasan de simpleza o que directamente no están a la altura en cuanto a inspiración. Son pocos, pero hacen que la intensidad flojee hacia la mitad del álbum (y es que mantener la tensión en un disco de 63 minutos son palabras mayores), en momentos aislados de “Hunter from hunter” y “Lost souls”. Remontan sin problema con “Neverending winter”, el más largo de todos y donde de nuevo las guitarras acústicas tienen un papel de verdadero peso y lo cumplen en el momento preciso. Y la veloz “Frozen winds” recupera toda la crudeza salvaje que se había debilitado un rato antes. Terminan con un tema acústico teñido de sonidos ambientales, una evocadora ensoñación que cierra el disco dando otra muestra de su buen hacer y su depurado gusto.
Hasta el “envoltorio” del disco participa de esos rasgos: un digipack y un libreto cuidadosamente diseñados, donde los colores, el fondo de las imágenes, el degradado en sus bordes, la tipografía de las letras, la continuidad entre la portada y la contraportada… todo está mimado hasta el último detalle. Si no fuera por ese pequeño bajón de intensidad que mencioné hacia la mitad, estaríamos hablando de un disco perfecto, redondo, inmejorable. Da igual: BARBARIAN PROPHECIES lo consideran el primero de su discografía y tienen buenísimas razones para hacerlo. Y si esto es solo el comienzo, estamos de enhorabuena.
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