Con esta formación cualquier grupo iría a tiro hecho: el excelso Tim Yeung en la batería, Luke Jaeger a la guitarra (el hombre tras SLEEP TERROR, un proyecto de Death instrumental quizá no muy conocido pero verdaderamente asombroso y único), el ex-DECREPIT BREATH y ex-DIVINE HERESY Risha Eryavec al bajo, y comandando la nave Deron Miller como cantante y guitarrista. Un contrato con Nuclear Blast y qué más quieres, en principio todo parece puesto a sus pies como una alfombra roja que llevase directamente al triunfo más absoluto.
Y no defraudan, pero tampoco tocan el cielo. Son músicos de una competencia intachable a nivel individual y por ese lado no hay nada que objetar. Y respecto al estilo compositivo… Death melódico con estribillos particularmente melódicos, a veces hasta rozando lo meloso, es decir, un planteamiento que es a la vez novedoso y anclado en la tradición. Suenan frescos y modernos pero sin rollitos raros ni experimentalismos fatuos. No es una mala opción, desde luego, e incluso se puede decir que ofrecen algo peculiar que quizá nadie más está haciendo, al menos no de esta forma concreta.
Pero en realidad si miramos cada una de las partes que ponen en conjunción para dar forma a los temas, ninguna de ellas es especialmente gloriosa. Los riffs están bien, precisos sin llegar a ultratécnicos, la voz solista entre rabiosa y rugiente, Yeung en su línea aunque conteniéndose bastante, variedad de ritmos y velocidades, solos efectivos, arreglos discretos… Es la combinación de todo eso con las mencionadas secciones melódicas lo que produce la ilusión de novedad, juntando agresividad y blasts a estribillos como el de “Pyro compulsive” y “Under the autumn low” o estrofas como la de “Dead and still in pain”. Y ciertamente esa alternancia polar hace que el disco sea ameno, frente a la monotonía invariable -casi cerril- tan habitual en los géneros extremos, pero al cabo de varias escuchas la excitación se pierde y a la larga no hay nada que por separado brille tanto como la promoción del disco ha querido dar a entender. Es un buen disco, pero con un aire de premeditación que le quita credibilidad, y esa promoción y el intento de querer presentarlos como unos renovadores privilegiados les puede haber hecho más daño que bien.
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