VASTATOR vienen de Chile, se formaron en 1985 pero a pesar de su longevidad no publicaron su primer disco completo hasta su más reciente fase, la que se inicia con el nuevo milenio. Después hubo un segundo disco (“Hell only knows”) y el año pasado publicaron el tercero. Como en todo, respecto a este “Machine Hell” habrá gustos diferentes y margen para amores y desamores, pero en lo que a mí respecta tengo claro que refleja los peores rasgos del Heavy Metal, con muy pocas de sus virtudes.
Tanto la música como la voz se mueven en el estilo del Heavy ochentero más acerado, sin llegar a ser Speed. Pero dentro de cualquier género se pueden hacer las cosas con más o menos clase, y este disco lo hace con muy poca, dando buen ejemplo de los tópicos más trasnochados y hasta cutres del ilustre HM de toda la vida. La voz… en fin, Halford sólo hay uno, y nunca ha chillado con ese vibrato histérico tan artificial y tan irritante. O pensemos en Bobby Ellsworth, o hasta en Dan Beehler. Y muchos otros ha habido menos conocidos que lo hacían igual de bien, en grupos como KEEL o como los WARRIOR del “Fighting for the Earth”, pero el sesgo chabacano que se marca aquí la voz es francamente ridículo, particularmente en los agudos, por supuesto.
Y la música no se queda muy lejos: el rollo pseudo-épico y los cuernos al viento y todo esto queda muy bien cuando lo hacía DIO, o LOUDNESS, o unos OMEN, o los primeros MANOWAR, pero cuando se desvirtúa en una caricatura de sí mismo llega a ser grotesco, como ocurre aquí. En el Heavy español ochentero andamos sobrados de ejemplos, pero es que hasta unos EVO o unos PANZER tenían bastante más clase. Por otra parte, el propio estilo del grupo no parece muy definido, porque van de un lado a otro sin crear una identidad sonora reconocible. Ese mismo extravío se nota en la instrumentación y los arreglos, en cosas como el bajo, que tan pronto es limpio como distorsionado, o en una serie de intros, instrumentales, pasajes con piano, voces engoladas, interludios de batería o partes medio líricas que en vez de aportar variedad crean un sinsentido permanente.
La cosa mejora un poco en el tema “X-terminate”, que sin ser especialmente sofisticado al menos resulta neutro y soportable. Pero luego llegan los temas con letras en español y entonces, aparte de recuperar la vena más cutre de su estilo, nos asaltan con todo eso de los “juramentos de fuego” y “el infierno que se desata” y demás motivos jebiorros de pura cepa y ya sí que no hay por donde cogerlo. Vivian Campbell se fue de DIO a DEF LEPPARD cansado de tantos cuernos y tanta parafernalia y tanta pose. No quiero ni pensar cuánto habría durado aquí.
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