Lo de PATHOLOGY es
impresionante, desde el 2008 van a disco por año y ya tienen previsto el que
van a publicar en este 2013, que aparecerá con Sevared Records, una
discográfica en principio más acorde para ellos que Victory, con quienes han
editado los tres últimos. Aun así, el ingreso en uno de los sellos icónicos en
cuestión de brutalidad y guturalidad no creo que los lleve atrás en esa senda
de la que se empezaron a alejar claramente con su “Age of onset” del 2009. Con
su hasta ahora último trabajo perseveran en esa línea y entregan una nueva
colección de temas variados, intensos y muy directos.
No se me ocurren muchos
grupos que estén haciendo hoy día lo mismo que PATHOLOGY, un Death de
orientación muy amplia, a ratos Brutal Death, a ratos Death convencional, concentrado
en píldoras de un par de minutos durante los cuales les da tiempo a atravesar
una considerable diversidad de ritmos y cambios, y coronado todo ello con unos
solos de guitarra de lo más clásico, limpios, bien fraseados y con muchos
elementos melódicos. Velocidad, contundencia, agresividad, voz cavernosa,
sonido cortante, mil y un cambios y los citados solos de guitarra, ese sería
someramente el menú que ofrecen.
Pero ni la fecundidad y
regularidad anual, ni la lista de elementos de su música serían en sí mismo un
logro definitivo si después los temas cojearan, pero esto no pasa. Al
contrario, cada uno por separado es una pequeña joya en la que crean riffs
intemporales, sencillos pero efectivos, y cambian oportunamente de ritmo y de
ambiente hasta conformar con cada uno de ellos un microcosmos deathmetalero de
lo más atractivo y donde cabe todo aunque sea de manera efímera. “Torment in
salvation”, “Imprisoned by fear”, “Dissection of origins” o “Cultivating
humanity” son buenos ejemplos, a mi juicio de lo más logrado del álbum.
En su contra se puede
decir que son quizá muchos temas y muy cortos -trece en total y en torno a los
dos minutos cada uno, como decía-, aunque esto lo hacen por norma los grupos de
Grindcore, por ejemplo, y no pasa nada. Otro problema es que repiten la misma
fórmula en todos ellos y esto hace que haya que oírlo bastantes veces hasta
ubicarlos en la cabeza por separado, pero de nuevo podemos decir que en el
Grindcore pasa lo mismo y todos tan felices. Además ni siquiera es del todo
cierto, porque ni siempre hay solos de guitarra ni siempre hay secciones con
blastbeats, por ejemplo, aparte de que el disco incluye también una
instrumental de asimilación casi inmediata -“Distorted conscious”- y un tema
que alcanza los tres minutos.
Por último, las letras
siguen siendo un apartado que los diferencia de la saturadísima corriente principal
del género, se dedican a temas reales y actuales y en general se consagran a
denunciar las estructuras de dominación de nuestro mundo. Es otro rasgo de
continuismo respecto a discos anteriores, junto a los riffs inteligibles, el
sonido limpio, la variedad de registros, la voz regurgitante o los solos de
guitarra. Hasta la formación esta vez se mantiene casi intacta, salvo por la
baja de Tim Tiszczenko en la segunda guitarra, aunque después del disco regresó
a las filas del grupo, en una más de sus innumerables idas y venidas, junto al
también voluble Matti Way a la voz. Una vez más, PATHOLOGY en su mejor momento.
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