Si algo se les da bien a PSYCROPTIC, e incluso mejor con el paso del tiempo, es que saben hacer "temas", ese extraño elemento unitario tan a menudo desaparecido en el mundo del Metal extremo, más aún dentro del Death Metal y con mayor riesgo en los terrenos del Tech-Death. Pero por encima de la habitual disgregación de trozos sin relación entre sí, estos australianos crean temas con sentido y con identidad propios, puede que también sin grandes hallazgos ni ideas deslumbrantes en los últimos tres discos, y además demasiado parecidos entre sí, pero al menos bien construidos. Basta escuchar el inicial "Carriers of the plague" para comprobar cómo rentabilizan todos los relativamente escasos materiales, cómo los usan de maneras distintas hasta explotar todo su potencial, en una demostración del "menos es más" más propia de otras tendencias y que dentro de este género denota sabiduría a la vez que veteranía. Cómo no, sobra decir que también se les da bien el dominar sus instrumentos y el demostrar una sobrada pericia técnica, pero es que partimos de que esto es Death técnico y ya con un quinto disco el grupo no tiene que demostrar nada en este sentido. Por otra parte, la técnica es más que gimnasia de dedos, torrentes de notas y velocidades ultrasónicas, así que vamos con eso.
La idea es que sea o no Tech-Death, estamos valorando unas composiciones, más allá de la agilidad mecánica de los músicos. Correcaminos del mástil los hay a patadas en todas las escuelas y academias del mundo, esto es otra cosa. Y aquí lo que encontramos es que demasiado a menudo los riffs tienen la misma estructura, una primera mitad más "convencional" y calmada y una segunda en la que brota como un destello el floreo, adorno o arpegio de turno, que de esta forma está metido un poco con calzador y como de relleno. Son pocas las veces en que las partes técnicas estructuran verdaderamente los riffs, y menos aún los temas. Hay excepciones, por supuesto, como las hay en otros apartados de esta reseña, y el tema "The throne of kings" es un buen ejemplo de cómo un diseño técnico cobra verdadero protagonismo. En el lado contrario, pero sirviendo también como excepción a lo dicho, hay temas como "Become the cult" y "Deprivation" donde aparecen partes verdaderamente sencillas que se atreven a llevar el peso de la música sin necesitar el auxilio de esas florituras un tanto frívolas.
Por otra parte, creo que hay demasiado tapping y demasiado sweep-picking agudo, en general demasiado registro agudo, al final todo es tan liviano, casi tan etéreo que suena un poco insustancial, lo que viene a ser una de las peores cosas que se le pueden achacar a un disco de Tech-Death. Pero al mismo tiempo ese es el estilo de PSYCROPTIC, esa especie de tirabuzón musical aligerado por dentro, casi hueco. Es un rasgo de identidad y desde luego que se trata de un grupo reconocible de lejos, ese es otro de sus méritos, pero creo que les vendría bien más potencia y una base más contundente. En general también hay demasiada guitarra, quiero decir que tratándose de Death técnico el bajo y la batería están muy apagados, particularmente el primero, en su mayoría ausente o como mucho doblando la guitarra, y la segunda se limita a cosas muy corrientitas, casi como un mero acompañamiento que se encarga de marcar el tempo, lanzar algunos blasts y poco más, lo cual sería normal en muchos otros géneros pero no en este, donde se espera que todos los instrumentos dialoguen y vayan tejiendo juntos el entramado de notas, ritmos, acentos, arreglos, detalles y otras mil sutilezas o virguerías, según el caso.
La voz... en fin, no puedo evitar pensar que "no pega". No digo que Jason Peppiatt no sea un buen cantante, pero las audacias vocales de Matthew Chalk y su incomparable gama de registros sonoros estaban a otro nivel, y eso es algo que al parecer PSYCROPTIC perdió y que muchos consideran una merma insustituible. No tengo nada en contra del estilo de Peppiatt, pero encajaría mejor en el Deathcore, el Metalcore o hasta el Hardcore, mientras que en el Death se queda coja. Algo así como cuando CRYPTOPSY tenían a Mike DiSalvo, que lo hacía muy bien, era estupendo y se lo curraba mucho, pero no terminaba de encajar. Y estoy convencido de que el contrapunto de unos buenos guturales le vendría de maravilla a la parte instrumental y le daría un contraste y una dinámica al grupo tremendos.
Por último, la producción es ciertamente floja, el disco suena blando y le falta pegada. Quizá Joe Haley debería empezar a pensar que componer, tocar, grabar, producir, sonorizar y mezclar son demasiadas cosas para una sola persona, más aún si encima graban en su estudio personal. Todo esto va en detrimento de la sensación de conjunto como grupo y empeora lo que ya he dicho sobre que este parece el disco de un guitarrista con unos modestos acompañantes. Sin duda es un álbum muy atractivo para los guitarristas, para que se pongan a aprender los temas y vayan descubriendo y flipando con los recovecos técnicos de las seis cuerdas, pero para los oyentes, como simple objeto de escucha, se queda corto en muchos sentidos y tal vez sea eso lo que han olvidado PSYCROPTIC como punto de partida.
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