Es muy fácil despachar este disco diciendo que es puro salvajismo, que es una patada en la cara, un cañonazo hiperveloz o un misil como el de la portada, o como mucho que está en la línea del Thrash más cafre y canalla de los primeros ochenta. Muy fácil y muy frecuente en las pocas menciones que uno encuentra en páginas especializadas o en blogs. Pero todo eso, aun siendo cierto, no le hace justicia, porque este disco es mucho más, tanto que se trata de un caso insólito dentro la evolución del género y en el propio año 1988, y en la modesta opinión del que escribe, es una maravilla, con todas las letras. Un disco que en principio parece solo eso, un intento por ser más bestias que SLAYER y KREATOR juntos sin aportar nada sustancialmente distinto del estilo inicial de estas bandas, pero que en realidad esconde una sorprendente -y hasta difícil de encajar- variedad de registros e influencias.
Vamos a partir de la interpretación sencilla, la que entiende esto como un ejercicio de brutalidad sin más a través una colección de temas desmadrados y simplones. Pues solo con eso el resultado ya es demoledor y tendríamos uno de esos discos que te recuerdan lo genial que es hacer el animal porque sí, un disco que te devuelve el sentido original del Thrash Metal y que demuestra cómo y por qué surgió el género a partir de la adoración de MOTÖRHEAD y VENOM cruzados con DISCHARGE y G.B.H. Normalmente soy de los que le piden al Thrash riffs elaborados, un buen nivel técnico y cierta complejidad estructural, pero la crudeza de HOLOCROSS es irresistible, y este disco, editado fuera de lugar, fuera de tiempo y fuera de escuela, es un trallazo que no deja títere con cabeza. Digo "fuera" de todas esas cosas porque Estados Unidos, el final de la década y un estilo más propio de la vieja y cafre Europa eran muchas circunstancias adversas como para que causara algún impacto en su día, cuando este enfoque del Thrash no solo era ya conocido, sino que resultaba anacrónico y obsoleto. Un disco que en plena antesala del Thrash Técnico miraba hacia atrás con tal fijación por beber de las fuentes más primarias tenía necesariamente que levantar pocas pasiones.
Sin salirnos de esa primera perspectiva de simpleza y brutalidad, el disco es apabullante y se disfruta como un cerdo en una cochiquera. Y es que de principio a fin es un festival de violencia gratuita, de riffs a cual más básico, de baterías repetitivas, de guitarras sin ninguna sutileza, de voces chillonas... pero engancha y tiene algo especial. Su mayor atractivo es la capacidad de llevarte a un estado de trance por el que te dan ganas de tirarte contra las paredes o de romper cosas a cabezazos, y por más que yo mismo prefiera el rollo "Peace Sells", "South Of Heaven" o "Coma Of Souls", no puedo resistirme a la fuerza primitiva de estos diez temas de salvajismo sonoro en estado puro. Quizá sea su sonido, quizá sea la rabia feroz de la ejecución, quizá la unión de ambas... Aunque la verdad es que los temas son efectivos y tienen verdadera inspiración, esa misma chispa que hizo a VENOM engendrar temas como "Countess Bathory", uno de los más básicos y más versionados de la historia, o a MOTÖRHEAD ser quienes son. A veces un riff de tres notas tiene infinitamente más poder que todo el "Rust In Peace", y en ese sentido HOLOCROSS son como los RAMONES del Thrash Metal ochentero.
Pero si vamos más allá y trascendemos esta visión superficial, nos encontramos con una riqueza asombrosa y una amalgama de estilos, elementos y tendencias por momentos casi incompatibles: para empezar... ¿el cantante es uno, son tres, son ocho? No, no, es uno, pero poseído de personalidad múltiple, ya que tan pronto suena a James Hetfield de METALLICA como a Mille Petrozza de KREATOR, a Tom Araya de SLAYER, a John Connelly de NUCLEAR ASSAULT, a Bobby Ellsworth de OVERKILL o al Dan Beehler de EXCITER en su versión más locaza posible, se atreve con entonaciones limpias, desbarra con hilarantes vibratos o le da por emular los lamentos de Peter Steele o los falsetes de King Diamond, hay que oír el disco entero para creerlo y aun así cuesta. Los solos de guitarra... caóticos, ruidosos y desordenados, incluso cada vez más según avanza el disco, aunque no en el estilo de Hanneman/King. Las influencias musicales... vienen a la mente principalmente grupos como EXCITER, RAZOR, VIO-LENCE, AT WAR, EXECUTIONER, NUCLEAR ASSAULT, S.O.D., aparte de los infalibles padres del género a ambos lados del océano, SLAYER y KREATOR, aunque también MOTÖRHEAD, el primer disco de ANTHRAX, el primero de METALLICA, el primero de FLOTSAM AND JETSAM, todo ello mezclado con un deje de TANK y WARFARE y una innegable deuda con el Punk más agresivo de unos EXPLOITED y el Crossover de unos D.R.I. o CRYPTIC SLAUGHTER. Pero luego aparecen fragmentos acústicos, bajadas repentinas de velocidad, pasajes de genuino Heavy Metal, 'breaks' en mitad de varios temas, duelos virtuosísticos entre bajo y guitarra, tienen temas que no llegan a los dos minutos junto a otros que rozan los cinco, o se marcan rasgados frenéticos sobre una sola nota con la misma naturalidad con la que meten unas armonías propias de la NWOBHM y se quedan tan anchos. La mitad de los temas parece ir en una direccion y la otra mitad en otra distinta, en un caso claro de personalidad escindida, y los van alternando sin que por momentos uno se dé cuenta de la jugada.
Lo cual nos lleva al último de los pilares del estilo y la personalidad de estos tipos ingobernables: la batería. Buena parte de los temas llevan la caja a tiempo y no a contratiempo, reforzando así la sensación más machacona posible: "Wolf Pak", "Bombardment" (que plagia sin reparos el 'break' del tema anterior), "Seizure" y "Battle Stations" representan la gama más violenta y burra de HOLOCROSS dentro de lo que podemos considerar Thrash Metal. Luego están "Warpath", "B. Hive", "Murder Cycle" y "Ptomaine", que son una especie de Heavy Metal macarra y acelerado, con especial reminiscencia de MOTÖRHEAD en el segundo de ellos gracias al doble bombo. Y por último tenemos dos temas clásicos de Thrash primerizo, a toda velocidad y con la batería a contratiempo, un casi festivo "Drill" y lo que sin el menor género de dudas constituye la joya suprema del disco: "Manslaughter". Esto sí que hay oírlo para creerlo, con la voz histérica escupiendo la letra de la estrofa a espasmos -una mezcla del "As The World Burns" de KREATOR, de Dan Beehler pasado de anfetas y de la niña de "El exorcista" vomitando cosas verdes-, el pre-estribillo con voz doble y engoladamente entonado, casi cómico, los arpegios audibles y bien ejecutados en el solo, el homenaje al "Iron Fist" de MOTÖRHEAD, un final apoteósico berreando "Manslaughter! Manslaughter!" hasta dieciséis veces, que deja el final del "Fight Fire With Fire" de METALLICA al nivel de monjitas de la caridad, y, para acabar, casi medio minuto de redoble y rasgado como si estuvieran en directo. Y la letra... "To kill and kill and kill again" ya lo dice todo: somos como SLAYER pero tres veces. Glorioso, insuperable, un tema que debería estar en toda antología del Thrash más desquiciado de los 80. "Drill" tampoco le anda lejos, con similares chillidos agudos que sin duda mucha gente encontrará insufribles mientras que a otros, en cuanto se quiten de encima prejuicios y sentido del ridículo, les parecerán adictivos. Y es que el disco engancha. Cuesta entrar, al margen de que realmente tiene un alto índice de "odiabilidad", pero si se le da su tiempo y te cae en gracia, al final engancha, y mucho. "Seizure", que recuerda a NUCLEAR ASSAULT tanto por el título como por el estilo, es el tercer tema que me parece destacable sobre el resto y que me atrevo a calificar como adictivo, con ese estribillo igualmente estridente, desinhibido, delirante pero terriblemente efectivo y pegadizo, y un final aplastante al grito de "Seizure! Seizure! Seizure! Seizure!".
Por lo que yo sé, esto no se ha reeditado nunca en CD, y casi mejor, porque solo en vinilo suena como debe sonar. Importante: no oír nunca en unos altavoces pequeños, y jamás, bajo ningún concepto, en los del portátil o en un móvil. En caso de hacerlo se te aparecen de noche el espíritu de Cronos, el de Lemmy y el de Dan Beehler, te atan a un poste y te meten el misil de la portada por el culo. Quedáis avisados.
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