Tercer disco de este
dúo de Estonia desprovisto de guitarras, original planteamiento para una banda
de Death Metal, desde luego. Esta propuesta se ve reforzada por la temática de
las letras y el monotema que desarrollan acerca de nuestros antecesores prehistóricos,
en esta ocasión retrocediendo hasta el Australopitecus.
Este álbum no sólo
prescinde de las guitarras sino también de la voz, lo que hace que su escucha
sea aún más difícil que la de trabajos anteriores y, sobre todo, que esté más
lejos de lo que podemos entender como Metal extremo. Además mantienen el sonido
sin distorsión para el bajo que ya introdujeran en su segundo disco y de nuevo
rehúyen el doblar sus pistas, con lo cual estamos ante treinta y seis minutos
de bajo+batería desnudos, ni más ni menos. El resultado se mueve en un terreno
de Fusion Rock, por momentos con tintes progresivos o incluso con guiños
ocasionales al Free Jazz, ciertamente bastante variado para la radical escasez
de medios.
Pese a estar grabado en
el 2009 (y con el batería original, más limitado que la actual Sandra Vungi),
presentarlo ahora es un paso más en la pérdida progresiva de elementos extremos
y también una merma de personalidad para un grupo que comenzó como uno de los
más singulares del planeta.