sábado, febrero 23, 2013

Nuevo disco de IMMOLATION en el 2013


New York death metal veterans IMMOLATION have set "Kingdom Of Conspiracy" as the title of their ninth full-length album. The follow-up to 2010's "Majesty And Decay" will be released on May 14 in North America, both digitally and physically, via Nuclear Blast Records. The CD was recorded at Sound Studios in Millbrook, New York, with longtime producer Paul Orofino, and mixed and mastered once again by Zack Ohren (ALL SHALL PERISH, DECREPIT BIRTH, SUFFOCATION).

"We are really looking forward to getting the new CD out there to the fans," commented IMMOLATION guitarist Robert Vigna. "I don't think they are going to know what hit them after they hear this one! 'Kingdom Of Conspiracy' is one intense and miserably dark record!"

jueves, febrero 21, 2013

PATHOLOGY- The time of great purification (2012)

Lo de PATHOLOGY es impresionante, desde el 2008 van a disco por año y ya tienen previsto el que van a publicar en este 2013, que aparecerá con Sevared Records, una discográfica en principio más acorde para ellos que Victory, con quienes han editado los tres últimos. Aun así, el ingreso en uno de los sellos icónicos en cuestión de brutalidad y guturalidad no creo que los lleve atrás en esa senda de la que se empezaron a alejar claramente con su “Age of onset” del 2009. Con su hasta ahora último trabajo perseveran en esa línea y entregan una nueva colección de temas variados, intensos y muy directos.

No se me ocurren muchos grupos que estén haciendo hoy día lo mismo que PATHOLOGY, un Death de orientación muy amplia, a ratos Brutal Death, a ratos Death convencional, concentrado en píldoras de un par de minutos durante los cuales les da tiempo a atravesar una considerable diversidad de ritmos y cambios, y coronado todo ello con unos solos de guitarra de lo más clásico, limpios, bien fraseados y con muchos elementos melódicos. Velocidad, contundencia, agresividad, voz cavernosa, sonido cortante, mil y un cambios y los citados solos de guitarra, ese sería someramente el menú que ofrecen.

Pero ni la fecundidad y regularidad anual, ni la lista de elementos de su música serían en sí mismo un logro definitivo si después los temas cojearan, pero esto no pasa. Al contrario, cada uno por separado es una pequeña joya en la que crean riffs intemporales, sencillos pero efectivos, y cambian oportunamente de ritmo y de ambiente hasta conformar con cada uno de ellos un microcosmos deathmetalero de lo más atractivo y donde cabe todo aunque sea de manera efímera. “Torment in salvation”, “Imprisoned by fear”, “Dissection of origins” o “Cultivating humanity” son buenos ejemplos, a mi juicio de lo más logrado del álbum.

En su contra se puede decir que son quizá muchos temas y muy cortos -trece en total y en torno a los dos minutos cada uno, como decía-, aunque esto lo hacen por norma los grupos de Grindcore, por ejemplo, y no pasa nada. Otro problema es que repiten la misma fórmula en todos ellos y esto hace que haya que oírlo bastantes veces hasta ubicarlos en la cabeza por separado, pero de nuevo podemos decir que en el Grindcore pasa lo mismo y todos tan felices. Además ni siquiera es del todo cierto, porque ni siempre hay solos de guitarra ni siempre hay secciones con blastbeats, por ejemplo, aparte de que el disco incluye también una instrumental de asimilación casi inmediata -“Distorted conscious”- y un tema que alcanza los tres minutos.

Por último, las letras siguen siendo un apartado que los diferencia de la saturadísima corriente principal del género, se dedican a temas reales y actuales y en general se consagran a denunciar las estructuras de dominación de nuestro mundo. Es otro rasgo de continuismo respecto a discos anteriores, junto a los riffs inteligibles, el sonido limpio, la variedad de registros, la voz regurgitante o los solos de guitarra. Hasta la formación esta vez se mantiene casi intacta, salvo por la baja de Tim Tiszczenko en la segunda guitarra, aunque después del disco regresó a las filas del grupo, en una más de sus innumerables idas y venidas, junto al también voluble Matti Way a la voz. Una vez más, PATHOLOGY en su mejor momento.

miércoles, febrero 13, 2013

DEFEATED SANITY- Passages into deformity (2013)

Algunas cosas no cambian para estos mega-cafres-ultra-técnicos llamados DEFEATED SANITY: tres años y disco nuevo, con germana regularidad, y también disco nuevo y cantante nuevo. Además repiten con Willowtip, sello discográfico cuyo criterio editorial dice mucho sobre la orientación del grupo. Pero he aquí que lo que sí ha cambiado es justo esto, el estilo, el planteamiento compositivo por parte de unos tipos que a lo largo de tres entregas llegaron a convertirse en unos maestros de la densidad más impenetrable, técnica, brutal y gutural.

Quizá conscientes de que en esa vía ascendente ya habían alcanzado el clímax absoluto, añaden ahora pasajes accesibles, fragmentos pegadizos, ritmos y frases más sosegados y en general un cierto aligeramiento de sus fórmulas tradicionales, pese a seguir avasallándonos con un disco monstruosamente salvaje y de no fácil asimilación. Que no se asuste nadie por los calificativos anteriores, DEFEATED SANITY no han dejado de ser ellos mismos ni han abrazado de pronto otro género que no sea el más enfermizo, enrevesado y devastador Brutal Death Metal.

La grandeza de este disco consiste, como apuntaba, en que “añaden” todo eso pero no quitan nada de lo que convirtió a “Psalms of the moribund” y “Chapters of repugnance” en motivo de delirio para muchos fans (nótese, por cierto, el paralelismo entre todos los títulos, así como con su debut “Prelude to the tragedy”, otro aspecto que no ha cambiado). El texto promocional de la discográfica dice: “The album has a more old-school vibe to it, with a lot of early ‘90s inspired riffs and slams”. Quizá “Old-School” sea mucho decir, pero es cierto que suena clásico y que recoge influencias de varias décadas, especialmente de los ’90.

Antes de eso señala: “Without compromising the brutality of their sound, the band has stepped it up in terms of the overall production.” Y no les falta razón, porque el disco es brutal durante cada segundo de los treinta y siete minutos largos que dura, pero la producción ha conseguido que nada quede enterrado bajo la avalancha de notas, riffs, blasts y gruñidos, gracias al fenomenal equilibrio entre los instrumentos y sobre todo a  un sonido crujiente y doloroso pero a la vez claro, cortante, hasta el punto de que puede que hayan logrado por fin la producción idónea para su música.

Y la nota termina diciendo: “DEFEATED SANITY made it a point to not get away from the technical and progressive stylings they are known for”. Y tanto que no se alejan, el despliegue de virtuosismo instrumental está garantizado no sólo por parte de las guitarras, habituales monopolizadoras de estas exhibiciones circenses, sino por el conjunto entero a cargo de la ejecución, bajo, batería y voz incluidos, como luego explicaré. Pero también aquí contraponen los nuevos aires que soplan en forma de break-downs, riffs sencillos, breves motivos en palm-mute y otra serie de ingenios que contrastan con la artillería pesada y que por eso mismo la hacen brillar aún más.

Y metiéndonos ya en harina… urge decir que en este disco han grabado lo que posiblemente sea uno de los mejores temas en la historia del Brutal Death: “The purging”, gorrino, despiadado, violentísimo, técnico y a la vez memorable, qué coño se le puede pedir que no tenga. A través de cambios continuos de ritmo, partes ultrasónicas entre otras pesadas, voces diferentes y a veces superpuestas, guitarras que no descansan, un bajo galopante y una batería inalcanzable, logra crear una bestialidad de tema que es a la vez un compendio de todas las excelencias del género.

Y los demás recrean en mayor o menor medida estos mismos atributos, desde la falsa introducción “Initiation” hasta el broche de oro con “Martyrium”, donde la batería tiene ocasión de protagonizar su momento de lucimiento en lo que casi puede considerarse un solo. El bajo ha volado y hecho piruetas a lo largo de todo el álbum, con momentos estelares en temas como “Lusting for transcendence”. Unos insólitos pasajes de guitarra solista surgen en “Voices of deformity” y en “Perspectives”, donde de nuevo encontramos pegadizas partes Slam. Frente a ésta, “Frenzy”, como indica su nombre, es un tema corto, desquiciado y directo, y aun así le da tiempo a atravesar distintas atmósferas. “Verblendung”, otra maravilla, inspirada y a la vez destructora, “Naraka”, otro tanto…

Y no quiero pasar por alto el sonido de lata que, sólo cuando realmente hace falta, le han sacado a la caja, con ese timbre agudo y seco tan irritante y al mismo tiempo tan adictivo. Ni, menos aún, la formidable aportación vocal de Konstantin Lühring, su diversidad de registros, su bestialismo en la ejecución, superior incluso a lo que hizo durante más de una década en los extintos DESPONDENCY. Creo que en él han encontrado, sin desmerecer a sus predecesores, al berreador que no deberían cambiar en su próximo disco (para el… ¿2016?). No hace falta insistir: pídasele algo a un disco de Brutal Death y estará sin duda en este portentoso “Passages into deformity”.

viernes, febrero 08, 2013

VOÏVOD- Target Earth (2013)

VOÏVOD sin Piggy… una apuesta difícil, sin duda, pero estos canadienses nunca han tenido miedo a nada, y además ya han vivido y superado la sustitución de todos sus miembros a excepción del batería Away. Curiosamente, ahora están presentes de nuevo todos los huidos, y salvo por la ausencia del alma compositiva del grupo, estos VOÏVOD son los mismos de hace tres décadas, cuando empezaron a asaltar el mundo de la música extrema desde su plataforma intergaláctica.

A diferencia de las letras, sobre las cuales los créditos de sus discos sí dejaban claro que las elaboraba en solitario Snake, la parte musical fue siempre “escrita por VOÏVOD” (o a veces, especificando más, “por Piggy, Away y Blacky”, o en su caso Forrest o Newsted). Sin embargo, todos hemos asumido siempre que la personalísima identidad musical de este grupo inimitable procedía del difunto guitarrista, lo cual tiene mucho sentido a juzgar por la importancia relativa de sus armonías dentro de la paleta sonora del grupo (el diseño rítmico podemos suponer que sea también atribuible a Away).

A este carro es al que ha tenido que subirse Daniel Mongrain, guitarrista, cantante y fundador de los también canadienses MARTYR, músico versátil curtido en estilos que van del Jazz al Pop pero fundamentalmente consagrado al apartado técnico y virtuoso del Death Metal. No en vano ha pasado por formaciones como CRYPTOPSY o GORGUTS y grabó el fenomenal “Fractured” de CAPHARNAUM, y todo lo que ha hecho en MARTYR se mueve en una línea similar. Tampoco es casualidad que con estos versionara el clásico de VOÏVOD “Brainscan” en su álbum “Feeding the abscess” del 2006.

De la unión entre su perfil instrumental y la marcada personalidad de VOÏVOD podría haber nacido un híbrido intratable, un experimento vanguardista o una colección de alardes técnicos. Nada más lejos. Los temas proceden en parte de aportaciones individuales de Blacky y del susodicho Mongrain (rebautizado ahora como “Chewy”) o bien han surgido en sesiones colectivas de improvisación de las cuales fueron eligiendo lo más interesante, pero también en este segundo caso los arreglos posteriores son obra de ellos dos. Los temas más cañeros y thrashers como “Kluskap O’com” y “Corps Étranger” se han gestado a partir de la iniciativa de Away.

¿Y qué resulta al final de este conglomerado imprevisible, de este torrente de talentos diversificados? Como decía, nada en lo que sea reconocible la huella de Mongrain: podría decirse que el apodo de guerra le ha absorbido hasta llegar a convertirle en un “Warrior of ice” más en cuerpo y alma, prácticamente en una reencarnación de Piggy. Resulta impresionante la capacidad mimética de este tipo y hasta qué punto ha sido capaz de embeberse del estilo guitarrístico de su predecesor y continuarlo en el tiempo pero sin plagiarlo, con todos sus ritmos, armonías, arpegios, texturas y hasta sus “gimmicks”. Vaya por delante que el trabajo individual del ahora-conocido-como-Chewy es para quitarse el sombrero.


Digámoslo de una vez: la criatura alumbrada por el veterano combo sci-fi-psicodélico en su nueva andadura es… un parto múltiple. Sería una descripción ajustada a la verdad, porque el álbum recorre casi todas las etapas de su extensa discografía, salvo la suciedad de los primerísimos inicios, en un gesto que parece estar volviéndose común entre los grandes nombres de los ’80, NAPALM DEATH lo hicieron el año pasado, VOÏVOD acaban de hacerlo, CARCASS anuncian que lo harán para su inminente disco de retorno… Hasta la portada de “Target Earth”, según reconoce el propio Away, sigue este mismo criterio. Dejando al margen cuánto haya de premeditación y cuánto de genuina inspiración en ese procedimiento (o en el propio hecho de anunciarlo como una decisión conscientemente tomada), al menos tenemos la suerte de que los ejemplos publicados hasta ahora han tenido una alta calidad, y el de VOÏVOD no es menos.

La primera mitad del disco podría estar a medio camino entre el agresivo “Killing technology” y el estilizado “Dimension Hatröss”, sin llegar aún al etéreo “Nothingface”, y a partir de ahí empiezan a aparecer influencias de las distintas etapas de la historia del grupo, fragmentos melódicos y limpios propios del arriesgado “Angel rat”, partes más ásperas que recuerdan al período con Eric Forrest (hasta los títulos de una sola palabra traen a la cabeza aquellos de “Negatron”), y partes muy asequibles y directas que parecen emerger de la era Newsted en álbumes quasi-rockeros como “Katorz”.

Por concretar más: el principio con el tema-título “Target Earth” nos sitúa en las coordenadas del viaje y despeja las dudas sobre si VOÏVOD pudieran haberse convertido en una sucursal de MARTYR: son los de siempre, incluso más que nunca. Después viene el citado “Kluskap O’com”, rápido, clásico, violento. Esto va muy bien. Sin embargo, con “Empathy for the enemy” se abre paso la vena más progresiva del grupo, presente en el fantástico “The outer limits” de 1993. El tema es formidable, tiene atrevidas incursiones melódicas, un estribillo memorable y unas secciones centrales muy bien trabadas, no hay objeción en ese sentido.

Ni el tema ni la senda progresiva que inaugura tienen nada malo, como tampoco lo tienen los dos siguientes. Pero la colocación de los tres en ese orden, teniendo estilos similares y los dos últimos una duración por encima de la media, me temo que no da buen resultado. “Mechanical mind” es aún más progresiva, y “Warchaic” incluso más (el principio de ésta, por cierto, se da un aire al del tema “Angel rat”, y la entrada de la distorsión después, también). Entre las tres conforman una especie de trilogía progresiva en la que de manera creciente se aumenta la dificultad de sus desarrollos, se complican sus secciones intermedias y se pone a prueba la capacidad de comprensión del oyente. Por separado son magníficas, y hay que subrayar en su favor que superan con creces la caótica técnica estructural que ellos mismos contribuyeron a poner de moda desde el “Dimension Hatröss” y más aún con “Nothingface”, pero quizá sea una de esas veces en que los árboles no dejan ver el bosque.

Acabada esta deriva progresiva, surge de pronto como un relámpago “Resistance”, tema centelleante y fresco que despereza al oyente y le devuelve a la simpleza de la década pasada (aunque inexplicablemente, pasados dos tercios de su duración, cae bajo una posesión diabólica que lo transforma en algo completamente distinto, una pena). Hasta ese momento de desvarío, parece retomar y continuar la saga de temas con un estilo que podríamos aventurarnos a calificar como “Cosmic-Thrash’n’Roll”, una ascendencia que viene de piezas como “The Helldriver” o “Ravenous medicine” y llega hasta otros como “The X-stream” y el propio “Resistance”.

“Kaleidos” empieza también rápida y enérgica (aunque después se extiende en complejos pasajes no siempre igual de interesantes), y “Corps Étranger”, en cuanto pasa su breve introducción, es veloz y cañera, como ya habíamos anunciado, un tema contundente y cercano pero no facilón, sólidamente construido y a la vez variado, de lo mejor del disco (y el primero que el grupo graba en francés). El caso es que, excepto por esa dispersión en que se extravía “Kaleidos”, estos tres conforman una nueva trilogía de temas más directos, más asequibles y en general algo más rápidos. Por qué no los han alternado con los otros tres es un misterio, pero creo que no es buena idea, salvo porque con ello evitan copiar la tan manida y gastada táctica de HYPOCRISY.

A estas alturas del disco y con tantas idas y venidas, desarrollos, progresiones, incursiones y excursiones, el noveno tema, “Artefact”, no aporta ya nada sustancial. Es correcto, puro VOÏVOD, pero algo previsible, repetitivo y con más carácter de Bonus-track que de pieza que aspire a poner punto final a un álbum. Porque si ella no lo hace, no podemos esperar que lo haga el minuto y medio de “Defiance”… ¿qué es esto?, ¿una broma, una excentricidad, un retal sobrante? Sea lo que sea, acaba pareciendo un pegote sin mucho sentido.


En conclusión, el disco en general se hace un poco largo (y en particular temas como “Mechanical mind”), pierde capacidad de atracción a medida que transcurre, le sobran partes que no aportan nada relevante y carece de temas verdaderamente rompedores (excepto quizá tres, pero tampoco tanto como para convertirse en clásicos). A cambio, continúa muy dignamente el legado de toda una institución como VOÏVOD, tiene un sonido magnífico, un trabajo instrumental cuidadísimo, la voz de Snake está quizá mejor que nunca y la estructura de los temas gana en cohesión. Desde luego, aquí no hay ningún “Tornado”, “Brainscan” o “Tribal convictions”, y los materiales con que está hecho el disco a veces no pasan de correctos, pero están maravillosamente bien trabajados y ensamblados, aunque por separado su valor sea ciertamente desigual.